Los terremotos no matan a la gente, pero los edificios colapsados sí,
esta es una frase que he leído recientemente por la red y en parte es
cierta. Muchas personas mueren debido a los derrumbes de construcciones
que se producen por culpa de terremotos no tan solo en las urbes o zonas
residenciales sino también en aquellos lugares cercanos a la costa,
antes incluso que se pueda acercar un tsunami.
Japón, como ya sabíais o habeis podido comprobar, es
uno de los países más sísmicos del mundo. Por ello le asignan mucha
importancia a cómo construyen sus edificios. De hecho, su regulación ha
evolucionado a medida que han ido sufriendo catástrofes.
La normativa japonesa para la construcción, conocida como la Ley de Estandard de Construcción, establece los requerimientos mínimos
con respecto al sitio, la estructura, las instalaciones y el uso de las
edificaciones con el fin de proteger la vida, la salud y la propiedad
de la nación, y contribuir así a promover el bienestar público. Ésta
existe desde 1950, pero sufrió su mayor revisión en 1995, tras el
terremoto de Kobe de 7,2 grados donde
murieron más de cinco mil personas y más de 100.000 edificios fueron
destruidos o severamente dañados por el mismo terremoto y los incendios
que este causó.
Efectos del terremoto en Kobe en el 95